ANFIBIOS Y MECANISMOS DE DEFENSA

Retomo el blog con una entrada sobre los mecanismos de defensa de los anfibios, al igual que lo hice con los reptiles, dejare de lado los venenos puesto que hare una entrada especifica sobre venenos y toxinas.

De igual forma que en los reptiles (y todos los animales) la primera reacción ante un peligro es huir, los anfibios debido a que pueden ocupar tanto medios acuáticos como terrestres lo pueden hacer con diferentes mecanismos de locomoción. Es habitual acercarse a charcas y observar a las ranas saltando al agua y nadar para huir de nosotros, especies totalmente o parcialmente acuáticas como los tritones nadan y se esconden en el fondo o entre la vegetación de los estanques. En las especies terrestres el medio de locomoción habitual es el salto o andar, aunque hay especies que pueden correr, como es el caso del sapo corredor (Epidalea calamita), que es capaz de tener un ritmo de marcha superior a otras especies pareciendo que corra. No obstante, admitámoslo, los anfibios no son animales muy rápidos y tienen que recurrir a otras formas de defensa.


Sapo corredor (Epidalea calamita). Imagen propia.


Quizás una de las formas de disuasión mas habituales entre estos animales es hacer ver que son mas grandes e imponentes de lo que son realmente, para ello suelen inflarse y adoptar una posición erguida sobre las patas, aumentando así de forma aparente su tamaño. Esto es habitual observarlo en el sapo común (Bufo spinosus).



Sapo común ibérico (Bufo spinosus). Imagen propia.


Al igual que en los reptiles, también es muy habitual tener patrones y coloraciones cripticas, se camuflan con el medio para no ser vistos, pensando en algún ejemplo de la fauna ibérica se me ocurren las ranitas del genero Hyla, que con su coloración verde pasan desapercibidas entre el follaje del borde de cuerpos de agua.



Ranita meridional (Hyla meridionalis). Imagen propia.


De la misma forma es común observar coloraciones aposematicas, con colores vistosos que alertan de que dicho animal es toxico o peligroso, ahuyentando así a los depredadores. Un claro ejemplo es la salamandra (Salamandra salamandra) que con su contrastada coloración negra y amarilla advierte sobre su toxicidad a los potenciales depredadores. En salamandras también es habitual que al sentirse amenazadas adopten una postura erguida sobre las patas delanteras y agachen las cabeza mostrando las glándulas parótidas (toxicas).Un mecanismo relacionado con la coloración aposematica es el unken reflex, un comportamiento que muestran los anuros del genero Bombina, en el cual arquean su cuerpo y patas para mostrar la coloración aposematica del vientre. Esto también se observa en otras especies de anfibios, tanto urodelos como anuros.



Coloración aposematica de Salamandra salamandra. Imagen propia.


Unken reflex de Bombina variegata. Fuente: Wikipedia.


Algo que me fascinó cuando lo descubrí es la capacidad de los gallipatos (Pleurodeles waltl) para sacar sus costillas a través de zonas determinadas de la piel para pinchar a quienes les molesten.  Estos, cuando son molestados, gracias al giro de las costillas y la ayuda de la musculatura proyectan estas hacia el exterior a través de unos tubérculos anaranjados dispuestos en fila en el lateral del cuerpo. Además, las costillas están untadas en sustancias toxicas.



Gallipato extrayendo las costillas. Fuente: vertebradosibericos.org




Como en el caso de los reptiles, algunos urodelos como la salamandra rabilarga (Chioglossa lusitanica) son capaces de perder la cola ante una amenaza, esto se llama autotomía caudal. Esta especie es un endemismo del noroeste ibérico.



Salamandra rabilarga. Fuente: Wikipedia.


En cambio, a diferencia de los reptiles los anfibios no muerden, pues no tienen dientes como tal, pero si que hay excepciones, como el genero Ceratophrys, unos anuros que poseen unos dientes en forma de colmillo en la mandíbula superior, además de otras formaciones que son prolongaciones del hueso que ayudan a los dientes. Otros anuros también tienen dientes o formaciones oseas, es el caso de Pyxicephalus o ranas toro africanas, Limnonectes o ranas de colmillos o Gastrotheca. Los cecilidos también tienen dientes. 


Dientes de Ceratophrys cranwelli. Fuente: Wikipedia

Algunas especies se defienden con sus uñas o garras, es el caso de por ejemplo algunas especies de la familia Arthroleptidae, que tienen garras escondidas y para utilizarlas han de perforar la piel, esto también se observa en algunos hílidos.

Otro mecanismo es la tanatosis, es decir, hacerse el muerto, esto ya lo vimos en la culebra de collar (Natrix astreptophora) y entre los anfibios lo encontramos en especies como Ischnocnema henselii.

Espero que os haya gustado este breve repaso sobre la defensa de los anfibios, próximamente hare una entrada sobre los venenos de anfibios y reptiles.

Bibliografia:

Reques, R. (2020). Ecología, estudio y conservación de los anfibios. Tundra.
vertebradosibericos.org


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